El dolor miofascial es una de las causas más frecuentes de dolor musculoesquelético. No puede diagnosticarse con pruebas de imagen, ya sea radiografías, resonancias o TACS, sino mediante exploración y palpación de las bandas musculares. Por ello siendo una de las causas más frecuentes de dolor no es considerada como tal por la medicina convencional.
La musculatura esquelética ocupa una gran parte del volumen corporal y representa el 50% del peso. El cuerpo humano contiene aproximadamente 200 pares de músculos, es decir, un total de 400 músculos. Cualquiera de estos 400 músculos puede tener puntos gatillo activados dando lugar a dolor irradiado, es decir un dolor lejos del punto gatillo activado, y disfunción motora. Pero los músculos en general, y los puntos gatillo miofasciales en particular, son apenas considerados en la literatura médica. Raramente un traumatólogo buscará como causa de dolor musculoesquelético un punto gatillo miofascial, en cambio, suelen concentrar su atención en huesos, ligamentos, articulaciones y nervios. En contadas ocasiones aparecen las “tendinitis” -inflamación de tendones- como causa de dolor, sin tener en cuenta que el tendón es la parte de inserción muscular en el hueso, y por lo tanto un tendón inflamado está estrechamente vinculado a un músculo cuya tensión es excesiva por acortamiento de sus fibras
¿Qué es un punto gatillo?
El punto gatillo es un nódulo palpable y doloroso que forma parte de una banda tensa de fibras musculares y cuya activación genera un patrón de dolor irradiado característico para cada músculo. El punto gatillo se sitúa en la zona del músculo llamada placa motora, el punto donde se enlaza la fibra nerviosa terminal de la motoneurona a la fibra muscular. Es la región donde se inervan las fibras del músculo.
La activación de un punto gatillo se asocia habitualmente a sobrecarga muscular por abuso mecánico. Cuando un punto gatillo muscular está activado, el dolor se intensifica al contraerse sus fibras musculares para generar un movimiento y ese dolor en muchas ocasiones se presenta lejos de la zona muscular afectada. Por ejemplo, en la contractura o acortamiento de las fibras musculares del trapecio se puede producir dolor irradiado en la zona de la sien, confundiéndose a menudo con cefalea; en la contractura del músculo supraespinoso o infraespinoso del omoplato puede producir dolor en el hombro y parte lateral del brazo al levantarlo; en la contractura del glúteo menor se produce un dolor muy intenso en la parte lateral de la pierna que desciende hasta el pie y que a menudo se confunde con dolor por compresión de un nervio.
Para diagnosticar un punto gatillo activado, es imprescindible conocer todo los patrones de dolor referido, identificarlo y buscar los músculos responsables, ya que frecuentemente la activación de puntos gatillo, aunque se inicie en un solo músculo, contagia a otros grupos musculares de acción igual o contraria al músculo afectado.
Este contagio es debido al desequilibrio que genera la contractura de un músculo en las cadenas musculares en las que participa durante el movimiento. La identificación de los puntos gatillos musculares se realiza manualmente mediante palpación.
¿Cómo se desactivan los puntos gatillo miofasciales?
Con la técnica de punción con aguja seca o aguja de acupuntura en la zona del punto gatillo, se desencadena una relajación muscular refleja y vasodilatación sanguínea, llegando más oxigeno y nutrientes al músculo, favoreciendo así la recuperación de la longitud de sus fibras y la desactivación de los puntos gatillo. Un dolor musculoesquelético desencadenado por la activación de puntos gatillo miofasciales puede necesitar entre 2 y 4 sesiones para remitir completamente.