Los huesos están sometidos a un remodelado continuo mediante procesos de formación y reabsorción, y también sirven como reservorio de calcio del organismo. A partir de los 35 años se inicia la pérdida de pequeñas cantidades de hueso. Múltiples enfermedades o hábitos de vida pueden incrementar la pérdida de hueso ocasionando osteoporosis a una edad más precoz. El alcohol, cafeína, tabaquismo, periodos de amenorrea, en mujeres el uso de algunos medicamentos, dieta pobre en calcio y vida sedentaria aumentan la probabilidad de padecer osteoporosis.
Todo esto indica la gran preocupación de la medicina por esta afección de repercusión social tan marcada y la necesidad de una comprensión mayor del proceso fisiológico que la constituye.
La osteoporosis es una enfermedad que afecta al esqueleto en lo que respecta a la densidad ósea. Esta precisión sobre su naturaleza ha sido definitoria siempre. Sin embargo, hoy se incorpora otro concepto esencial al que define la densidad ósea y este es: la calidad ósea. Los avances fisiológicos que han evidenciado este nuevo plano de “calidad ósea” al conocimiento de la osteoporosis son referidos a la valoración de:
Este nuevo conocimiento de la osteoporosis ha permitido a la Sociedad Internacional de Densitometría Clínica precisar los siguientes factores determinantes de riesgos de fracturas de modo más detallado:
Queremos señalar que la osteoporosis en varones (menos frecuente) está relacionada en gran medida con hipogonadismo, ingesta de alcohol y curas con corticoides.
Además, las Unidades de Patología Metabólica Ósea en la investigación reumatológica aportan regularmente avances en la identificación de los mecanismos de la osteoporosis y del remodelado óseo. Entre ellos destaca el descubrimiento del polimorfismo del gen receptor de la Vit. D, del gen receptor de los estrógenos, del gen de la interleucina 6 y del gen de la cadena alfa1 del colágeno. Estas alteraciones genéticas expresan, simplemente, densidad mineral ósea baja y el riesgo de fracturas en quien las constituye
La sinopsis sobre la situación de la osteoporosis, ahora mismo, que hemos apuntado, indica la gran preocupación de la medicina por esta afección de repercusión social tan marcada y la necesidad de una comprensión mayor del proceso fisiológico que la constituye.
Sin embargo, un conjunto de preguntas esenciales siguen sin tener respuesta.
¿Porqué muchas mujeres posmenopáusicas y, por tanto, hipoestrógenicas no tienen osteoporosis? ¿Porqué personas con tratamientos largos con glocucorticoides tampoco hacen osteoporosis? ¿Por qué personas mayores de 65 años afectadas de fracturas óseas fáciles y debilidad ósea e inicio de osteoporosis, si establecen un cambio vital y dietético pueden cortar la tendencia a la descalcificación y no la sufren jamás después?
Dado que la malabsorción intestinal es un factor obvio de deficiencia metabólica ósea, ¿por qué no se establecen cuáles son las causas biológicas de la malabsorción dado que factores como la edad o la genética no la explican? ¿Porqué muchos varones hipogonadistas, tabaquistas y a la vez consumidores de alcohol no hacen osteoporosis? Todas estas preguntas nos llevan a la convicción de que uno o varios planos biológicos escondidos en cada enfermo osteporótico son las respuestas que faltan.
Es este preciso factor, el edema en torno al hueso afectado, incluso el edema interno óseo trabecular, el que constituye el eslabón clave del proceso. Esta es la respuesta y parte esencial de la solución del problema.
Así pues, el terreno en que la osteoporosis se desarrolla está enmarcado biológicamente por preanemia, deficiencia funcional digestiva, éstasis sanguíneo y edema óseo.
Por consiguiente, nuestro debe garantizar la estimulación digestivo-absortiva, la estimulación suprarrenal, la nutrición adecuada de la sangre y la desecación del edema óseo.