Ciertos agentes quimioterápicos inducen alopecia generalmente proporcional a la dosis empleada.
La pérdida de pelo involucra sobre todo la cabeza y en menor proporción el resto del cuerpo.
La quimioterapia actúa mediante un efecto tóxico abrasivo sobre las células proliferativas del folículo a las que termina por atrofiar parcialmente. A los treinta o sesenta días de la terminación del tratamiento se recupera el cabello aunque es fácil que cambie el color, brillo o textura.
La fórmula fitotérapica finalmente consensuada para evitar la alopecia se perfeccionó durante décadas y ha sido probada masivamente con el siguiente resultado:
Estudio sobre mil enfermos en tratamiento con quimioterapia: